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Visita, I

  • Foto del escritor: Michal Hynst
    Michal Hynst
  • 18 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

El otro día fui a tu casa a buscarte para explicarte algunas cosas; porqué en mi última visita llegó inesperadamente toda mi familia y se pusieron a mirar fútbol y gritar los goles desaforadamente en tu living, qué terrible escena (ojalá sepas disculparme), porqué tantas veces fui a tu casa con plumas pegadas en la ropa, mis inconstancias reiteradas, mi descuido al llevarme el cuaderno donde guardás tus ojos, mi incredulidad ante tu nuevo color de pelo, es que el rubio te queda no sé, muy rubio, y tu pelo tan negro, y tus ojos tan rasgados, pareciera que son sólo un bisel, que alguna hoja se haya plegado por accidente bajo las tapas y parpadeaste por primera vez; no es que no me guste, vos sos muy bonita, pero te queda no sé, tengo que acostumbrarme, perdón la imprudencia.

Me parece muy raro que no hayas estado en casa, habíamos quedado en vernos, dos horas en el colectivo no dejan contento a nadie, y que no estés es un acabóse, es preferible que me mientas, que me digas que te olvidaste, o que tuviste que hacer trámites, o que sos en realidad mi hermana y estás celosa por esa chica colombiana que conocí hace tres años, y por eso éstas cosas.

Siempre te mostraste desencantada con llegar a tu casa y verme en la computadora escribiéndote un poemita, o hablando con tu mejor amiga sobre tus cuadros, siempre con cara de situación, eso no nunca lo voy a entender, como el día que peleamos todo el día, toda la noche, y a la mañana siguiente cuando volví al cuarto de lavarme los dientes saltaste a mis brazos con dos coletas en el pelo, y ese color rubio insoportable de repente cobra sentido, cómo puede ser, de dónde puede sacar una persona tanta dulzura, es inaudito, maravilloso, dos coletas y una alondra en la sonrisa, el mundo cobra sentido, todo lo cobra.

Otra de las cosas que quería hablar era la cuestión de tu madre, no fue mi intención, realmente , se puso toda roja y le subió la tensión, que macana, yo sólo hice un comentario, hasta tu hermano se ofendió espantoso, no se porqué con algunas personas hay temas tan heresiarcas, tan pañal cagado, fue sólo un comentario, y encima los médicos, cuando llegaron los médicos fue la cúspide, pobre gata, quedó hecha una piltrafa, encima ese nombre, pobrecita, a nadie le gustaría que le pongan nombre de planeta por más erótico que suene, aunque a ella le queda bien, no lo desconozco, pero todo el mundo se burla, qué bueno que las gatas tengan ese poder de que todo les resbale, ojalá puedas aprender de ella, me encantaría verte más despreocupada, más ligera de culpas viejas, por lo de la espalda, por el empleo que no te gusta, por la universidad que aún te acosa, por la pelea con tu madre, fue sólo un comentario te dije, no tendrías que juzgarla tanto, acordate que le tocó duro a ella, la pierna dañada, la picadura del mosquito, y encima a ella le tocó la década del ‘80, no te olvides, perfume de bombas, en todos lados, eso vuelve patán a cualquiera, no es que diga que ella es patana, fue la década del ‘80, es sólo un comentario.

Sino mirala a tu amiga, Angela, sí, ella, es un amor, siempre alegre, siempre dispuesta a joder al que se le señale, a mí me gusta cuando se arreglan el pelo juntas, un silencio, una parsimonia, una sola cadencia al remar el cabello con los cepillos, las mujeres nacieron para las góndolas, reman en el cabello a diario, y en especial ustedes, el río tan largo, tan sedoso, qué suerte que tiene ella de mantener su color original, el río auténtico, el pelo de color nativo.

Te la nombro porque es de la única que me acuerdo, tus otras amigas usan las mismas camisetas, la misma universidad, es digno de olvido, parecen de esas hermanas macabras que asesinan todas juntas a sus mascotas, por éso vos no tenés hermana, ahí tenés, vos que siempre te preguntás eso, no tenés hermana porque porque sos única en tu género, una hembra formidable, Antígona de mi barrio, Simone de Mibarrio, la del fuego en la barriga, astronauta de mis sueños, no vayas más al terapeuta, no más, decile que estás apenada pero se quedó sin trabajo, que lo resolviste, que no tenés hermana porque tu madre no habría soportado dos partos de esa naturaleza, decíselo, así no vas más, así no me dejás plantado la próxima vez que vaya a visitarte para explicarte cosas importantes como éstas.

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