Se alza la noche
- Michal Hynst
- 15 abr 2020
- 1 Min. de lectura
Se alza la noche
Y la montaña se llena de esa otra vida
La del búho furtivo, temor de los ratones
Vida de polillas doradas
Cuyo polvo enceguece y enferma
Y cifra el nombre de Dios.
Esa otra montaña, de seres sigilosos
Ojos que, amarillos, significan
La muerte o el sueño.
Noche de duendes y ancestros
Repleta de voces provenientes de la roca
La interminable sombra, los repetidos árboles
El gran espejo del lago.
La gran soledad, magnífica, del hombre frente al fuego
Que una vez más inicia
El terrible conteo de estrellas y días, el pasado entero
Abuelas y abuelos que en el fuego vuelven
Y en su sangre, viven.
Se alza la noche
Y la ciudad se llena de esa otra vida
La del alcohol pernicioso, consuelo de los solitarios
Vida de jovencitas doradas
Cuyo aroma enloquece y enamora
Y cifra el nombre de Dios.
Esa otra ciudad, de pecados sigilosos
Ojos que, sin brillo, significan
La muerte o la muerte de los sueños.
Noche de músicos y maricones
Repleta de putas provenientes de la periferia
Ese interminable laberinto de repetidas villas
El gran espejo de la sociedad.
La gran soledad, magnífica, del poeta frente al micrófono
Que una vez más inicia
El recitado lento de versos y vasos, injusticias
El amor entero, que en el vino vuelven
Y en el poema, viven.
Se alza la alta noche
Y el mundo se llena de esa otra vida.
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