Del padre y la hija
- Michal Hynst
- 27 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Perdóname, hija, pues al mundo te traje
Por traerte a la vida.
Perdón te pido, mi linda, hojarasca verde, abejita
Pues quizás la belleza de la vida se torne abrumadora
Y el mundo, abrumador, querrá devorarte con su vértigo
Sus obligaciones y deberes
Esa estomacal patria que son las ciudades.
Y entonces todas tus preguntas se harán una sola: ¿Por qué, padre?
Y yo te miraré con mi gran cara de zonzo
De imbécil arrepentido, de esperanza boba
Y trataré de poner en palabras aquello que nunca entendí
Y que también pregunté
Y nadie se atrevió a contestar .
¿Por qué encierran todos los pájaros que me gustan, padre?
-Porque les temen, pequeña-
¿Por qué las personas lloran en los trenes, en los buses, papi?
-porque el alma tiene fecha de caducidad, mi amor
¡Y trabajar demanda tanto tiempo!-
¿Qué es la guerra, papi?
-un miedo que tengo desde que lo conozco
El cuco existe-
¿Qué es el terrorismo?
-un señor de traje, que desayuna cuco, corazón-
Papi ¿Quién inventó las palabras?
-las personas que primero se enamoraron-
¿Y las malas palabras?
-los mentirosos-
¿Y cuál es la peor de todas?
-no te lo diría nunca, hijita... ¡Te arrugarías como una pasita!-
¡Papi, las uvas pasas son muy feas!
Y yo te hago las caras de uva pasa más convincentes del mundo
Para que por favor, no preguntes más
Y te llevo de paseo por tus libritos
Tus acuarelas de peces y ríos y barcos alados
Tan llenos de cascadas de chocolate y ríos de galleta
Para enseñarte bordar con hilos de oro y púrpura
La bandera que más te guste
Llena de gatitos y semillas y caramelos
Para izarla llenos de orgullo y júbilo
En el único país al que perteneces
Tu propia vida.
Te observo en creciendo, en preguntando, en comprendiendo
Y los pies se te agrandan
Los dedos se te estiran
Tu pelo decoras y pendientes en tus orejas
Mi hermosura no conoce ápices más afortunados
Que la de tu juventud tersa y pensativa, tan risueña
Tan llena de futuras grandes amigas
Tan llena de romances que aún te avergüenza mostrarme
Y de nuevo mi cara de zonzo reluce
Al verte ir de la mano de ese niño, que algún día será hombre
Y mi miedo, hija, mi miedo tan vasto y tan miedo
Porque nunca dejaste de preguntar
Y nunca dejé de temerle a las respuestas
¿Qué es el sexo, padre?
-el rostro de dios, si es que tiene uno-
¿Por qué me crecen los senos más rápido que a mis amigas?
-porque hay algo que se llama hormonas y pubertad
Y porque serás tan hermosa como tu madre, jovencita-
¿Papá… porqué murió Mamá?
-porque hay algo que se llama cáncer y hospitales
Pero en realidad… tu madre, jovencita…
Tu madre murió porque el mundo no soportó tanta belleza junta-
Papi... los niños me miran raro… ¿es por mis senos?
-puede que sea por eso, mi niña
Pero nunca olvides que eres más que tu cuerpo.
Eres niña, y algún día serás mujer
Nunca olvides esto: los hombres te temen
Eres más que tu cuerpo-
Ay, padre… siempre con esas cosas!
Y yo temo, mi jazmín de mañana, retazo de sueño
Un miedo de la gran puta, un miedo tan miedo
Porque el mundo te asedia
Y tú tan inocencia, tan niñez de secretos entre amigas
Tan niñez de pequeña mujer
Niñez que el mundo desea arrebatarte a mordiscones
Los lobos siempre han desayunado niñitas
Se las sirven untadas de miedo, de cucos, de fantasmas del armario
Y beben jugos de moral inmunda y dictamen viciado
Ansiosos de exprimirte como fruta sin madurar, seguros de tu jugo exacerbado
Y temo tanto, hijita, de la gran puta este miedo que me nace
Y le pido a los astros y las nubes que te alejen del camino de los exprimidores
De los hombres malvados, de los asesinos de inocencia
Y cada vez tengo menos respuestas, y me da más miedo, corazón
Porque ya creciste, y menarquía y menstrual y fiesta y noche y rebeldía
Ya son presentes cotidianos.
Padre… ¿puedo invitarlo a cenar a casa?
-claro hija, si quieres puedo salir a dar una vuelta y regresar a dormir-
¡Gracias, papi, eres lo máximo-
Y yo salgo de casa untado de miedo, rogando que sea bueno contigo
Que respete tu mundo, tu presente, tu inteligencia
Respetuoso de tus silencios, de tus vehemencias
Tu confusión y tus cambios de parecer
Que acepte con calma tus no
Y que sepa despertar en esos sí que no se pronuncian
Pero que también sea sensible y dulce
Y que sepa decirte no, y que sepa dejarse quemar un poco
Yo salgo y nunca dejo de preguntarme
¿Será que hoy regresa? ¿Será que hice bien?
¿Quién era ese muchacho nuevo? ¿Por qué no con sus amigas?
¿Por qué tan tarde? ¿Será que estoy muy solo y por eso las preguntas?
Hija, pedazo de amor que caminas el mundo al que te traje por darte vida
Perdóname por tanta confusión, por no poder cambiar el mundo
Perdóname porque no di todo lo que podía dar
En mi debilidad la vida siguió y ellos hicieron lo que quisieron con la vida
Perdón por no ser el superhéroe que creías de niña
Perdón por no haber salvado a tu madre, ese sueño que la vida me dejó soñar
Y el mundo nos arrebató abrumadoramente
Perdón por esos hombres que tantas lágrimas se robaron de tu juventud
Perdón por esos monstruos que andan oliendo tu sombra, lamiendo tu rastro
Perdón porque fui también un perro, un aborrecible
Pero la vida me enseñó que esa hebra de luna llamada amor
En hombre, en mujer
Es tan frágil que se va… perdón, hija, por dejarte ir por el mundo sola
Pero tú también tendrás que hacer tu mundo, y yo siempre andaré temeroso
Porque el mundo quiere devorarte, muchachita… perdón por tanta sobra
Esos hombres que como sobras van, despedazando mujercitas
Pero tú vuelves, feliz y amanecida
Y yo respiro. Una vez más.
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